Les comparto mi cuento de ciencia ficción de tiempo tal vez
tome algunas frases que he escuchado de algunos compañeros espero no se
molesten gracias.
Los abuelos y su
línea de tiempo
Era el 20 de noviembre de 2030 según el
abuelo Fermín un hombre fuerte, ya cumplía la edad promedio de vida que era de
80 años por aquellos tiempos, comúnmente decía con una resignación que hasta te
hacía reír (¡haaa! mijo ya estoy viviendo tiempo extra, tal vez para el mundial
siguiente ni siquiera llegue a las eliminatorias), por aquellos días los autos
de levitación se estaban fabricando y el gobierno creo el departamento de
tráfico aéreo para automóviles, que por cierto sigue vigente, años más tarde
las comunicaciones estaba cambiando la internet se había transformado en la
ultrared, la televisión era por medio de proyecciones holográficas decía que
las reporteras se bien tan bien que la abuela procuraba no poner el canal de
noticias pero al final ponía las novelas que era todavía peor, pero decía el
abuelo que lo único que no había cambiado eran las reglas religiosas (ser
católico tiene sus ventajas mijito, pecas te confiesas cumples tu penitencia y
vuelves a empezar)
Pocos años después un grupo de desarrolladores
tecnológicos habían hecho comunicación en tiempo real con las colonias del
planeta marte para esto ya habían pasado 70 años, en los zoológicos ya se
exhibían dinosaurios que se clonaban en los laboratorios de la Universidad Autónoma
de México y la abuela Ray le decíamos así porque se llamaba Rayda como su
biscabuela como decía ella que en realidad quería decir bisabuela, era una
santa no se le escapaba ni 20 centavos del cambio cuando mandaba a comprar a la
tienda, pero bueno, se persignaba al ver semejante animales caminar de nuevo en
la tierra y con voz rasposa y enérgica que le caracterizaba decía (¡Estos
hombres se creen dios! Pero ya estarán frente a el altísimo y si me adelanto le
daré malas referencias de estos hombres y que se achicharren en el fuego eterno
¡Santo niño de atocha ya peque! Decía atemorizada, pero siempre quedaba el
arrepentimiento que ya me contaba el abuelo.
Para cuando el abuelo había muerto Marte
ya tenía 5 colonias y una estructura social sólida y progresista, las últimas
palabras del abuelo que nunca se dio por vencido, seguía siendo como siempre lo
recodaremos, fueron (¡Mijo me debes un viaje a Marte y voy a regresar por este!
no sé cuándo por que por lo pronto voy a cambiar de domicilio. A la mañana
siguiente el abuelo había muerto y al siguiente día lo cremamos y derramamos
sus cenizas a orillas del rio Mixteco a unos cuantos minutos de nuestra
población.
Gualberto Ramírez Arenas
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